Los primeros días de CT estaban compuestos por miembros cuyas identidades estaban ligadas a ser pioneros, asumir riesgos y ser rebeldes. Luchamos por una industria que los gobiernos del mundo estaban tratando de desmantelar literalmente. Creíamos en cosas malentendidas como los NFTs, que el mundo entero pensaba que eran estafas. Pero ahora, esa historia se está desvaneciendo... las criptomonedas se han vuelto convencionales. Es legal, y las instituciones las están comprando por miles de millones. Ya no es rebelde trabajar en criptomonedas cuando BlackRock tiene sus huellas por toda la industria. CT ya no tiene la historia que una vez tuvo. Para reinventarse, necesita una nueva historia.
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