La biopharma necesita datos de salud extensos, y las empresas de robótica necesitan grabaciones de manipulación de objetos con las manos. Eso también, múltiples variaciones, en diferentes escenarios y contextos. Sin una infraestructura segura para la propiedad intelectual, la IA física se encuentra con un muro. O peor, podría volverse distópica. La historia proporciona lo primero y previene lo segundo.