La mayor contradicción en la cadena ahora mismo no es la falta de buenos proyectos, sino que — nadie se atreve a hacer subir el precio. Los grandes también tienen miedo. Si suben el precio y nadie compra, se convierten en los que tienen que asumir las pérdidas. El mercado actual, en su mayoría, son juegos cíclicos con valoraciones de cientos de miles o millones. En el caso de los juegos de tendencia, llegar a 1 millón es ya un gran logro; los proyectos con un poco de narrativa pueden alcanzar varios millones; los de gran popularidad, apenas llegan a unos pocos miles de millones. ¿Y más allá? Casi nadie se atreve a arriesgar. Porque los grandes saben que, una vez que suben el precio, la primera reacción de los pequeños inversores no es "¡está despegando!", sino "¡corran!". No hay visión, nadie se beneficia. Antes, la visión era que todos fantaseaban — "Quizás pueda atrapar el próximo SHIB." Ahora, esa fantasía ha desaparecido. Todos solo quieren ganar un dinero rápido, nadie espera ese "mito de mil veces". La historia del mercado sigue, solo que cada vez hay menos creyentes.