Todo el mundo debería leer esta historia… Un día, un joven guerrero caminaba hacia su entrenamiento cuando vio a su maestro, un guerrero maestro, cuidando plantas en el jardín. Se acercó con cautela y se quedó en silencio, sin querer molestar al hombre de quien había aprendido tanto. "¿Qué es lo que quieres?" preguntó el guerrero maestro, sin romper la concentración en las plantas. El estudiante respondió: "¿Por qué entrenamos para la guerra? ¿No sería más tranquilo y sereno ser un jardinero y cuidar las plantas?" El maestro hizo una pausa, se volvió hacia el estudiante y sonrió. "Cuidar el jardín es un pasatiempo relajante, pero no prepara a uno para las inevitables batallas de la vida. Es fácil estar tranquilo en un entorno tan sereno. Es difícil estar tranquilo cuando estás bajo ataque." El estudiante asintió y se dio la vuelta, satisfecho con la respuesta, pero el maestro no había terminado. "Es mucho mejor ser un guerrero cuidando su jardín que un jardinero en guerra." Pienso en esa historia casi todos los días. Porque aquí está la verdad que todos conocemos: La vida es dura. Caos, incertidumbre, fracaso, lucha, dolor, pérdida. Todas esas cosas son una parte natural de estar vivo. No son buenas ni malas. Simplemente son. Y la mayor parte del tiempo, no puedes elegir las batallas que llegan a tu puerta. No puedes elegir a los adversarios que prefieres. No puedes negociar el momento o los términos. No hay "tiempo muerto" si no estás listo. No hay período de espera si no te gusta lo que ves. La simple verdad es que enfrentas las inevitables batallas de la vida precisamente al nivel de tu preparación. Esa preparación se construye sobre las cosas difíciles que elegiste cuando no tenías que elegirlas: • Las mañanas tempranas que soportaste. • El enfoque que mantuviste....