Las mujeres tienen el halo estético — piel, curvas, arte en movimiento. Los hombres solo tienen un don verdadero en ese ámbito: el torso. Los genes y el estilo de vida marcaron nuestro punto de partida, Pero esculpir la mejor versión de tu torso es un esfuerzo que vale la pena. No por ego — por autohonor, y respeto por el potencial para el que el cuerpo está construido.